martes, 11 de marzo de 2008

La Respiración

Además de ser lo primero que hacemos cuando nacemos, la respiración es un excelente reductor de estrés. Desde que nacemos y mientras somos niños sabemos respirar adecuadamente, pero al pasar el tiempo, vamos perdiendo esa capacidad por diversos factores como el ritmo de vida.
La cantidad de aire inspirada en cada respiración es normalmente unos 500 cc. , medio litro. La persona relajada y consciente respira mucho más. La capacidad inspiratoria máxima media es de 3.500 ml. , 3 litros y medio, es decir 7 veces más que la respiración considerada normal. Ello indica que la mayoría de las personas apenas respiran lo suficiente para no “ahogarse”. Y eso puede empeorar aún más cuando están nerviosos, preocupados, con miedo, tristes o con rabia... pues todas estas emociones cortan, entrecortan , disminuyen y dificultan la respiración.
Wilhelm Reich, reconocido y al mismo tiempo marginado psicoanalista, se dio cuenta que cuando una persona no quiere expresar sus emociones contrae y bloquea su cuerpo en lo que llamó “coraza muscular” y disminuye la respiración. Al descender al máximo la respiración reprimimos las emociones... nos las guardamos.
Disminuimos la respiración cuando no nos permitimos ser espontáneos y transparentes por el miedo al que dirán o a que dejen de querernos o nos rechacen. La respiración entrecortada es una señal de miedo o amenaza. De la misma manera el adulto o el niño deja con frecuencia de respirar y se guarda para sí sus sentimientos. Disminuyendo la capacidad respiratoria “aguantamos” mejor o nos resignamos a la forma de vida actual. No nos dejan respirar, o no nos dejamos respirar.
Por el contrario, las personas que respiran más profundamente viven más intensamente, y ello les lleva a ser más espontáneos y a expresar más libremente sus emociones.
Y citamos algunos textos de Reich: “al respirar profundamente aparecen en el abdomen los sentimientos fuentes de placer o ansiedad” “ La espiración profunda produce una actitud de entrega (sexual)”. “Al contener la respiración en la relación sexual por la incapacidad de entrega, se inhibe el orgasmo”. No olvidemos, como hemos dicho antes, que la espiración profunda nos ayuda a abandonarnos y entregarnos al otro.

Formas de respiración
De las diferentes formas de respirar destacamos principalmente la respiración abdominal y la torácica (la del pecho). La respiración abdominal nos ayuda a sentir más profundamente nuestro cuerpo, a bajar la energía hacia la zona inferior del organismo, hacia la “tripa”, lugar donde se puede localizar las fuentes de placer emocional básico e instintivo y hacia el bajo vientre y la zona genital, zona del placer sexual.
Una persona que respira bien en su zona abdominal es una persona que se encuentra más centrada en sí misma. Con la respiración baja su “centro de equilibrio o gravedad”, lugar desde el cual se regula el organismo “cuerpo-mente”. Todas las diferentes escuelas de relajación y meditación recalcan la necesidad de esta clase de respiración. La mente se tranquiliza siguiendo a la respiración profunda.
La respiración torácica, localizada en el pecho, nos ayuda a sentir más, a ser más afectivos con nosotros y nuestro entorno, y a no tomarnos las “cosas a pecho” cuando los demás no cumplen con nuestras expectativas. Cuando nos sentimos amados respiramos en el pecho, y cuando no nos quieren tomamos a “des-pecho” lo que nos dicen.

Respiración y emociones
En la sociedad actual en la que nos cuesta tanto expresar nuestras emociones y sentimientos, el tórax (pecho) está bloqueado para sentir menos, y al sentir menos sufrimos menos, pero inevitablemente disfrutamos menos también. Muchas personas están bloqueadas en inspiración (persona orgullosa, rígida, que no se relaja) y otras en espiración (deprimidas, abandonadas a sí mismas). La respiración en el asma es el claro ejemplo del bloqueo en inspiración. El asmático inspira bien pero tiene dificultad en expulsar el aire.
Hay otra respiración que surge a veces cuando las otras dos fallan, la alta o clavicular. Más frecuentemente en las mujeres embarazadas y que es típica de algunas enfermedades respiratorias como el asma.
La respiración sana es como las olas del mar, que rítmicamente van y vienen. Y el abdomen y el pecho de una persona sana tiene un libre movimiento. En cambio, cuando el pecho está rígido y quieto ni siente ni transmite calor humano. El “fuego interno” de nuestro cuerpo necesita el fuelle natural de la respiración.
En la persona sana el libre movimiento de la respiración le permite sentir el cuerpo y vivir integrando o canalizando mejor sus emociones y afectos. Aumenta su autenticidad, pasando del mundo de la apariencia al de la transparencia. La persona está alineada (que no alienada) en lo que piensa, siente, desea, hace y habla.
Respira y no dejes ahogar tus sentimientos.

Dr. Karmelo Bizkarra